Siempre lo supe.
Era cuestión de tiempo y circunstancias.
Era una realidad latente, tangible y enfermiza como el invierno.
Estaba ahi aunque la negáramos.
Y llegó.
Y cuando supe que era el momento
te comencé a extrañar,
aún antes de despedirnos.
Y siempre lo supiste.
Así como el segundero del reloj nos acerca cada instante al siguiente paso,
así nos lleva al final.
Y se acabó.
Y siempre lo supe.
Siempre. Siempre.
Y te extrañaré toda la vida,
la tuya y la mía.
Y tú no me extrañarás
porque no eres de los que extrañan lo pasado.
Y siempre lo supe.
Y te envidio.
1 comentario:
Extrañar, si tan solo fueras adivino y supieras lo que te extraño. Pero eres un simple mortal, igual que yo qué hace tiempo no sé de tí.
Publicar un comentario