20 sept 2012

Envidia

Siempre lo supe.
Era cuestión de tiempo y circunstancias.
Era una realidad latente, tangible y enfermiza como el invierno.
Estaba ahi aunque la negáramos.
Y llegó.

Y cuando supe que era el momento
te comencé a extrañar,
aún antes de despedirnos.
Y siempre lo supiste.

Así como el segundero del reloj nos acerca cada instante al siguiente paso,
así nos lleva al final.
Y se acabó.
Y siempre lo supe.
Siempre. Siempre.
Y te extrañaré toda la vida,
la tuya y la mía.

Y tú no me extrañarás
porque no eres de los que extrañan lo pasado.
Y siempre lo supe.
Y te envidio.

1 comentario:

Palomilla Apocatastásica dijo...

Extrañar, si tan solo fueras adivino y supieras lo que te extraño. Pero eres un simple mortal, igual que yo qué hace tiempo no sé de tí.